viernes, 11 de enero de 2008

El divorcio de los padres y las consecuencias para los hijos

El número de divorcios y de separaciones ha aumentado considerablemente en los últimos años. Según el Centro de Investigaciones Sociológicas de España, el número de divorcios había aumentado un 47% y el de separaciones matrimoniales en más de un 50%. Eso significa que muchos niños (los hijos) estarán ingresando en situaciones para las cuales no están preparados. Y aunque pensemos que es mejor que la pareja se separe de que continúen viviendo situaciones conflictivas de convivencia, indudablemente, una separación afectará a sus hijos. En todo caso, si el niño está viviendo situaciones no idóneas, por ejemplo, de constantes peleas, discusiones, que terminan en maltrato, problemas de alcoholismo o drogas, y que el ejemplo de su padre y/o madre no sea el más adecuado, será más beneficioso para él que sus padres se separen. Esta comprobado que el niño sufre mucho más en situaciones en que los padres son infelices juntos que cuando deciden vivir separados. Los niños quieren sentir que sus padres son felices. Es importante considerar que al tomarse la decisión de separarse que se analice primero la relación con los hijos, los cambios que éstos pueden sufrir, las razones que tendrán que presentar a los hijos, y sobretodo que su decisión no afecte ni comprometa a las necesidades básicas de los niños. El niño continuará necesitando de cariño, de cuidados, de atención, de apoyo, comprensión, etc..
Padres separados y los hijosAunque separados, la pareja ya no es una pareja de matrimonio pero jamás dejará de ser una pareja de padres para sus hijos. No se puede olvidar que los niños tienen derechos y necesidades básicas como la alimentación, el alojamiento, el cuidado cuanto a la salud, la educación, la vestimenta, en resumen, atenciones de todo tipo. Los niños sólo se sentirán seguros si existe un clima de confianza, respeto, y de afecto con sus padres. Considerando estos derechos, los padres deberían ofrecer una educación basada en valores como el optimismo, la responsabilidad y la familia, brindando a sus hijos con una convivencia civilizada, integradora y social, observando el comportamiento de sus hijos y estando a su lado en todas las horas en las que necesiten y no solo durante las establecidas visitas. Todo eso, aparte de las obligaciones económicas para la manutención de todas las necesidades básicas de los niños.


cristina vaquero pereira

La autoestima es un factor básico en la formación personal de los niños

La autoestima es un tema que despierta a cada día un gran interés, no-solo de psicólogos como también de madres y padres. Es una preocupación presente en muchas casas y conversaciones. Y eso se puede entender por la relación que está teniendo la autoestima con problemas como la depresión, anorexia, timidez, abuso de drogas, y otros. Algunos expertos afirman que una baja autoestima puede llevar a una persona a tener estos problemas, mientras que una buena autoestima puede hacer con que una persona tenga confianza en sus capacidades, no se deje manipular por los demás, sea más sensible a las necesidades del otro, y entre otras cosas, que esté dispuesto a defender sus principios y valores. Lo ideal sería que los padres no se preocupasen solamente en mantener una buena salud física a sus hijos, pero que mirasen más por la salud emocional de los mismos. La autoestima es una pieza fundamental en la construcción de una efectiva infancia y adolescencia.
¿Qué es la autoestima?Se puede definir la autoestima de diversas formas, pero su contexto continuará siendo el mismo. La autoestima es la conciencia de una persona de su propio valor, el punto más alto de lo que somos y de nuestras responsabilidades, con determinados aspectos buenos y otros mejorables, y la sensación gratificante de querernos y aceptarnos como somos por nosotros mismos y hacia nuestras relaciones. Es nuestro espejo real, el cual nos enseña cómo somos, qué habilidades tenemos, a través de nuestras experiencias y expectativas. Es el resultado de la relación entre el temperamento del niño y el ambiente en el que éste se desarrolla.La autoestima es un elemento básico en la formación personal de los niños. De eso dependerá su desarrollo en el aprendizaje, en las buenas relaciones, en las actividades, y por qué no decirlo, en la construcción de la felicidad. Cuando un niño adquiere una buena autoestima se sentirá competente, seguro, y valioso. Entenderá que es importante aprender, y no se sentirá disminuido cuando necesite de ayuda. Será responsable, se comunicará con fluidez, y se relacionará con los demás de una forma adecuada. Al contrario, el niño con una baja autoestima no confiará en sus propias posibilidades ni de las de los demás. Se sentirá inferior frente a otras personas, y por lo tanto se comportará de una forma más tímida, más crítica, con poca creatividad, lo que en muchos casos le podrá llevar a desarrollar conductas agresivas, y a alejarse de sus compañeros y familiares.La autoestima no es una asignatura de un currículum escolar. Pero sí debe ser un espacio jamás ignorado por los padres y profesores. Hay que estar atentos al lado emocional de los niños. Durante la etapa desde el nacimiento a la adolescencia, por su vulnerabilidad y flexibilidad, busca mejorar la autoestima de tu hijo. Todo lo que se consigue en este periodo puede sellar su conducta y su postura hacia la vida, en la edad adulta.

CRISTINA VAQUERO

viernes, 14 de diciembre de 2007

Iniciación musical. Desarrollar la sensibilidad del bebé y del niño para la música


La música trae bienestar y tranquilidad para el bebé, desde cuando él se encuentra en el vientre de su madre Si la madre escucha música de forma repetida durante el embarazo, el bebé la recuerda después de nacer y se calma con ella si la oye. En un estudio reciente, un grupo de niños cuyas madres habían seguido una serie de televisión ¡se calmaban al oír la sintonía en la primera semana de vida! Los niños de madres que no habían visto la serie no respondían de la misma forma. Las investigaciones demostraron que los bebés habían aprendido a asociar la sintonía, con un período de paz y tranquilidad, en el que mamá se ponía cómoda durante media hora en frente de la televisión. Se pudo apreciar el mismo tipo de reacción en los bebés cuyos padres oían regularmente la misma música durante el embarazo.Según el pianista alemán Wolfgang Leibnitz, "La música es el placer que el alma experimenta contando sin darse cuenta de qué cuenta". Una forma para desarrollar la sensibilidad del bebé para la música es hacer con que él imite, con la boca, los sonidos de los objetos y de lo que pasa en su alrededor. Eso puede ser el principio de todo.
cristina vaquero

CUENTO INFANTIL LOS TRES CERDITOS

Junto a sus papás, tres cerditos habían crecido alegremente en una cabaña del bosque. Y cómo ya eran mayores, sus papás decidieron que era hora de que hicieran, cada uno, su propia casa. Los tres cerditos se despidieron de sus papás, y fueron a ver cómo era el mundo.El primer cerdito, el perezoso de la familia, decidió hacer una casa de paja. En un minuto la choza estaba hecha. Y entonces se echó a dormir.El segundo cerdito, un glotón, prefirió hacer una cabaña de madera. No tardó mucho en construirla. Y luego se echó a comer manzanas. El tercer cerdito, muy trabajador, optó por construirse una casa de ladrillos y cemento. Tardaría mas en construirla pero se sentiría mas protegido. Después de un día de mucho trabajo, la casa quedó preciosa. Pero ya se empezaba a oír los aullidos del lobo en el bosque. No tardó mucho para que el lobo se acercara a las casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se dirigió a la primera casa y dijo:- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!. Cómo el cerdito no la abrió, el lobo sopló con fuerza, y derrumbó la casa de paja. El cerdito, temblando de miedo, salió corriendo y entró en la casa de madera de su hermano.El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamó a la puerta, y dijo:- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo sopló y sopló, y la cabaña se fue por los aires. Asustados, los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de su hermano. Pero, cómo el lobo estaba decidido a comérselos, llamó a la puerta y gritó:- ¡Ábreme la puerta!¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!Y el cerdito trabajador le dijo:- ¡Soplas lo que quieras, pero no la abriré!Entonces el lobo sopló y sopló. Sopló con todas sus fuerzas, pero la casa no se movió. La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedó casi sin aire.Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no desistía. Trajo una escalera, subió al tejado de la casa y se deslizó por el pasaje de la chimenea. Estaba empeñado en entrar en la casa y comer a los tres cerditos como fuera. Pero lo que él no sabía es que los cerditos pusieron al final de la chimenea, un caldero con agua hirviendo. Y el lobo, al caerse por la chimenea acabó quemándose con el agua caliente. Dio un enorme grito y salió corriendo para nunca mas volver. Y así, los cerditos pudieron vivir tranquilamente.

MORALEJA : tanto el perezoso como el glotón aprendieron que solo con el trabajo se consigue las cosas. FIN

miércoles, 12 de diciembre de 2007

hola a todos!!!
ya hemos solucionado el pequeño problemilla por elque no podiais dejar los comentarios en algunos articulos ...
detodas maneras hay algunos en losqueno sale para comentar ,podeis dejar vuestro comentario aqui.........
esperoque os gusten las fotosy los articulos ..
bss

ZUMOS DE FRUTAS ,CARIES Y OBESIDAD……

El consumo de zumos de fruta fue en aumento en las últimas décadas no sólo por la variedad en que se encuentran en los comercios, por su precio favorable, por su aceptación a toda edad y por la contribucóon de los distintos programas de salud para promover el consumo de frutas y vegetales.La Academia Americana de Pediatría y la Academia Americana de Odontopediatría establecieron en forma conjunta la intención de desalentar el consumo de zumos envasados debido al desarrollo de caries dentales.El sorbitol, un azúcar no absorvible presente en los zumos de pera y manzana pueden producir síntomas gastrointestinales como diarrea crónica o dolor abdominal.Entre los pacientes derivados para evaluación de retraso de crecimiento, se comprobó que el excesivo consumo de zumos de fruta (350 ml. a 1000 ml diarios) fue reportado como factor contribuyente.El Departamento de Pediatria de la Universidad de Columbia, New York, USA; realizó un estudio con pacientes de 2 y 5 años de edad, que dió como resultado que los niños que consumían más de 350 ml por día de zumos frutales presentaban mayores riesgos de obesidad, talla menor a lo esperado y caries dentales.La explicación radica en que al beber en cantidad excesiva dichos zumos consumen una gran proporción de calorías totales como azúcares simples que los que beben menos cantidad. Estos azúcares son calorías vacías.Algunos de estos niños podrían estar reemplazando el jugo extra por alimentos más nutritivos, aunque otros podrian estar malabsorbiendo algunos azucares presentes en los zumos contribuyendo ambos factores al trastorno de crecimiento.(adaptacion de trabajo realizado por el Depto. de Pediatria dela Universidad de Columbia, N.Y. USA)Conclusión.Este artïculo no pretende el impedir la toma de zumos frutales a los menores, sino el de conocer que hay un límite dado en los 350 ml diarios de dicho producto, ya que más cantidad no solo aumentaría el riesgo de trastornos odontológico sino el de obesidad y el retardo de crecimiento en los más pequeños.Recomendamos los zumos naturales (exprimidos o procesados en el momento) ya que garantizan aporte nutricional adecuado recordando el no ingerirlos en forma excesiva
CRISTINA VAQUERO Y CRISTINA VALENCIANO

EL ORDEN SI IMPORTA

Pocos padres admitirán que tratan a sus hijos de forma diferente, pero es probable que al educarlos de la misma manera, obtengan como resultado la desigualdad. Como el arranque de Ana Karénina, de León Tolstoi ("Todas las familias felices se parecen, sólo las infelices lo son cada una a su modo"), la educación y la crianza de los hijos tiene mucho que ver con las singularidades: las que uno trae de serie, las de la forja de la personalidad y las que, según algunas investigaciones científicas, se desprenden del orden que los hermanos ocupan en la familia. Es la denominada Birth order theory, teoría del orden de nacimiento.Aunque se remonta a finales del siglo XIX -la formuló Francis Galton, primo de Darwin, en 1874-, dicha teoría acaba de recibir el espaldarazo de un estudio de la Universidad de Oslo y el Instituto de Salud Ocupacional de la capital noruega, que, en colaboración con el servicio médico del Ejército de ese país, analizaron los niveles de inteligencia de cerca de 250.000 reclutas de 18 y 19 años. Las conclusiones, publicadas por la revista Science, no dejaban lugar a dudas: el primogénito tiene un cociente intelectual (CI) 2,3 puntos por encima del segundo, y éste aventaja en 1,1 puntos al tercero. El CI de los primeros es también mayor que el de los hijos únicos. Pero la máxima nota se aplica asimismo en los casos de segundos y sucesivos hermanos que hayan sido educados como primogénitos por muerte o ausencia de éstos.Pero la teoría del orden de nacimiento, desarrollada con éxito dispar por una legión de psicólogos desde Alfred Adler, discípulo de Freud, en 1920, no se queda en el cociente intelectual. Según sea uno primogénito, hijo mediano o pequeño -el hijo único mezcla rasgos de los extremos-, así será su carácter. A grandes rasgos, en el reparto el primero se lleva el conservadurismo, el respeto a las expectativas y los valores paternos y el perfeccionismo. El mediano, en terreno de nadie, tarda en decidir qué quiere hacer con su vida -frente al mayor, que la encarrila muy pronto- y desarrolla más relaciones con iguales que jerárquicas. El benjamín, por su parte, es la bohemia y el riesgo; divertido y encantador, puede ser también más débil que los otros. Un ejemplo notorio: los tres hermanos Grimaldi, príncipes de Mónaco. Entre la regia perfección de la mayor, Carolina, y la bohemia liberal y circense de Estefanía, la menor, se halla el caso del príncipe Alberto, con una opción de vida personal distinta a la de sus hermanas.La elección de este ejemplo no es una concesión rosa. Podría servir también el de los príncipes de Inglaterra, Carlos, Andrés y Eduardo, que reproducen parecidos patrones. O los Kennedy, desde el presidente John al senador Edward. La historia es un filón de ejemplos que ratifican el citado reparto de actitudes y aptitudes: más de la mitad de los presidentes de Estados Unidos han sido primogénitos; también eran los mayores, o hijos únicos, veintiuno de los 23 primeros astronautas estadounidenses."El orden de nacimiento no es determinante en ningún caso, pero sí tiene importancia -señala Victoria del Barrio, profesora de Psicología de la Personalidad de la UNED-. Suele decirse que el hijo mayor es el más adulto de todos, el receptor de valores paternos. Pero con el nacimiento de nuevos hijos, la dedicación y el entusiasmo que los padres ponían en él va mermando; otros niños, sobre todo si son muy seguidos, reclaman su atención. Así, a medida que nacen más vástagos, se debilita la educación parental, que es jerárquica, a favor de una dinámica horizontal, entre iguales, los hermanos", explica. En virtud de la atención dedicada -máxima al primero; más escasa al último, ese que según el dicho popular "se cría solo"-, Del Barrio detalla la existencia del síndrome del primer hijo, o hijo adulto, "más apegado a los padres"; el síndrome del mimado (el menor, "que tiene bula y al que se considera pequeño durante más tiempo") y el síndrome del hijo mediano, "o patito feo, el que más facilidad tiene para desarrollar emociones negativas, pero también el más sociable de todos", según esta profesora.Del Barrio recuerda que si hubiera que sacar una conclusión al respecto, sería la de que "es imposible, y sería una entelequia, educar a todos de la misma manera. Cada niño es un hardware distinto. La educación tiene que ser un traje a medida".Carolina, madre de cuatro hijos con edades comprendidas entre los 9 y los 3 años, cree que en su caso la teoría se cumple a rajatabla. "Mariana, la mayor, es la más responsable con diferencia. Da la mano a sus hermanos al cruzar la calle, no se desmarca nunca, saca unas notas estupendas y todo lo hace bien, piano y deportes incluidos. Blanca (6 años) va por libre. Es la rebelde de la familia, líder en su clase y con un montón de amigos, aunque en casa va a su bola, es egoísta y orgullosa, pero también una encantadora de serpientes. Carolina (5) es supersandwich: buena, lista, perseverante, hace las cosas a conciencia. En casa lo comparte todo, pero en el colegio agarra una pelota y no la suelta. El pequeño, Luis, es el más mimado y también el más cariñoso, pero ya defiende su territorio frente a sus hermanas", explica la madre.El que pasa por ser la mayor autoridad mundial en la materia, el profesor Frank J. Sulloway, del Instituto de Investigación Social y de la Personalidad de la Universidad de Berkeley (California, EE UU), atribuye estas y otras diferencias entre hermanos al hecho de "maximizar la atención de los padres a través de diferentes estrategias con el fin de reafirmar la propia identidad", cuenta por correo electrónico desde Berkeley. Para María José Díaz-Aguado, catedrática de Psicología de la Educación de la Complutense, las singularidades se deben también "al reparto de papeles: todos los hijos podrían ser estudiosos, o simpáticos, pero no, hay tendencia a repartir roles de forma excluyente. El hecho de que un hermano destaque en algo, por ejemplo en los estudios, lleva a los restantes a excluir esa característica. Es como si cada hermano tuviera que encontrar un sitio: tras un hermano muy estudioso, el siguiente puede ser muy deportista, por ejemplo".Sulloway se arroga la patente de la teoría: "Este campo no alcanzó un estatus científico hasta mediados del siglo pasado, cuando los investigadores empezaron a aplicar métodos estadísticos formales. Quiero pensar que mi libro Born to Rebel (Nacido para rebelarse), de 1996, ha tenido algo que ver en el desarrollo de la teoría". ¿Por qué? "Porque la contextualiza en un marco darwinista muy comprensible".Esta nueva perspectiva teórica de Sulloway ha contribuido a reavivar el interés por la interacción de los hermanos en el seno de la familia. "En líneas generales, los hermanos compiten por el favor de los padres, y son sus diferentes estrategias, basadas a su vez en diferencias de edad, tamaño, poder y estatus, las que conducen a diferencias de personalidad", dice Sulloway. ¿Pese a ser criados y educados en la misma casa? "El entorno explica al menos el 50% de las variaciones en la personalidad, como sabemos gracias a los estudios en genética del comportamiento, así que también influye bastante en el desarrollo de las diferencias. El orden de nacimiento conforma la personalidad y el comportamiento mediante mecanismos biológicos, psicológicos, sociales y antropológicos", concluye.Con respecto a la inteligencia privilegiada del primer hijo, la explicación parece clara: es su cercanía a los padres y adultos, tanto como su papel de tutor o guía de los siguientes hermanos, "lo que cognitivamente le supone una mayor oportunidad de desarrollo. El CI del primogénito o el hijo único -un poco más elevado el del primero-, el mayor desarrollo de su lenguaje, se explican por la mayor atención recibida", afirma la catedrática Díaz-Aguado, para quien esta teoría se sustenta en dos pilares: la cantidad y la calidad de la dedicación parental y el reparto de papeles entre hermanos.CI al margen, no todo son ventajas, porque los primogénitos también tienen su cruz: "Sus expectativas son muy elevadas, así que les va a costar asumir fracasos", apunta Díaz-Aguado. Es decir, habituado al liderazgo, al manejo de papeles asimétricos, verticales, puede naufragar cuando las reglas del juego se imponen entre pares. "El segundo hijo y los sucesivos suelen pasar más tiempo con niños", añade Díaz-Aguado.Algo debe de tener la primogenitura cuando Esaú se la vendió a Jacob por un plato de lentejas. O cuando algunos corpus jurídicos, como el derecho catalán, reconocen su figura (la del hereu, o heredero, el mayor). El ejemplo de Delfín Garandal, de 41 años, se ajusta al modelo de primogénito que responde a las expectativas familiares. Licenciado en Filosofía y Letras, "con muy buenas notas, sobresalientes y notables", recuerda Valeria Abascal, su madre, Delfín se encarga de la explotación ganadera familiar en Saro (Cantabria). "Su padre y yo nos hacíamos mayores y, antes de que otro trabajara , prefirió hacerlo él". Delfín, soltero y residente en la casa familiar, tira de las 80 vacas de la familia y de las fincas, pero también de los padres, jubilados -otro rasgo inherente al primogénito, según la teoría-, y "está pendiente de sus dos hermanos pequeños. Es el mayor y el más responsable. El pequeño se va más por las ramas, y la mediana es más independiente", confirma su madre. "Delfín tiene solución para todo. Tanto nosotros como sus hermanos acudimos a él para ir al médico, para papeleos, etcétera". Como recuerda Victoria del Barrio, de la UNED, "el orden de nacimiento era aún más importante en las familias antiguas, tradicionales". El ejemplo de Delfín es prueba de ello.De todos modos, como subraya María José Díaz-Aguado, los rasgos asociados al orden de nacimiento son "una relación de probabilidad, no de causa-efecto. Es decir, que el hecho de ser primogénito o benjamín no determina necesariamente una característica, sino que incrementa la probabilidad de tenerla.
CRISTINA VAQUERO Y CRISTINA VALENCIANO